Tres estudiantes extranjeros y un solo ideal por la educación en Chile

Por Bárbara Alvarado Moreno

Miles son los extranjeros que llegan a Chile por turismo, trabajo y educación. Esta es la historia de tres jóvenes que nunca olvidarán el despertar de un Chile que alzó la voz durante 2011 para no callar más.

Si nos pusiéramos a pensar qué país del mundo elegiríamos para estudiar, serían muchas las posibilidades, donde países grandes, cosmopolitas y reconocidos por sus hermosos paisajes, serían parte de la carta de elección. Según algunos, Chile entra en esta categoría, pero el año que pasó no sólo se caracterizó por eso, sino por un gran movimiento social donde los actores estudiantiles fueron los primeros en alzar la voz que luego seguirían de cerca incluso estudiantes extranjeros.

Mauricio Osorio

Mauricio Osorio, de nacionalidad cubana, tiene 24 años, estudia Periodismo en la Universidad de Chile y vive aquí desde el año 2006. Este joven vivió el movimiento estudiantil intensamente y declara: “Me pareció muy interesante ver despertar a Chile después de un estado de adormecimiento que sufrió luego de la dictadura; me gustó observar cómo la juventud se levantaba”. Mauricio participó de manera activa en asambleas de su Universidad y asistió a las marchas convocadas por la Confederación de Federaciones de Estudiantiles de Chile (Confech).

Asimismo, Yanxi Hu, de nacionalidad china, con 22 años, es estudiante de Ingeniería de la Universidad de Chile y afirma que para ella fue interesante vivir un movimiento de esta magnitud. Sin embargo, sostiene que “mientras estábamos en paro aproveché de hacer algo diferente en la U.: me metí a Atacama Solar Challenge a ayudar con la producción de una carrera auto solar”.

De manera totalmente distinta aparece el argentino Tomás Logiuoco de 19 años, que realizó un preuniversitario el año pasado. Tomás nunca sintió la motivación para luchar por un movimiento que sentía no le pertenecía: “No viví el movimiento de cerca, y no por no estar proximo, sino porque no estaba interesado”.

Mauricio comenta que tiene familia y amigos chilenos –“hijos del exilio” como él los llama-, y afirma que ellos le formaron unas expectativas del país que luego descubrió no eran reales, y que además se diferenciaban mucho de Cuba. “Era una realidad diferente: ellos me hablaban de un Chile cultural, un Chile de Huidobro, de de Rokha, de Neruda. Un Chile en el que la música era muy importante, el rescate que hizo Violeta Parra del folclore. Entonces llegas acá y te encuentras con la cultura hegemónica imponiéndose y transculturando a Chile, veías como la gente hablaba del Mall y eso fue triste, pero al mismo tiempo te das cuenta de que como decía Allende, los procesos culturales no se detienen ni con la violencia, ni con el miedo”, sostiene al referirse a la situación actual.

Yanxi Hu

Para Yanxi adaptarse no fue tan difícil. Comenta que llegar a una cultura totalmente diferente a la que ella pertenecía fue complicado, pero que supo sobrellevarlo. “En un principio –recuerda- el sistema educacional chileno me provocó un cierto rechazo, ya que encontré que la educación básica era muy relajada, pero finalmente me adapté y de forma más bien sencilla”.

En el caso de Tomás fue un poco más complicado: “Llegar a Chile fue extraño, en un principio lo sentí muy parecido a Argentina, pero con el pasar del tiempo me fui dando cuenta cada vez más de las diferencias, en especial en el ámbito educacional. Sin embargo, nunca quise involucrarme con el movimiento generado este año porque sentía que no me correspondía”.

Mauricio no puede dejar de notar las diferencias entre Cuba y Chile porque para él la lucha por una mejor educación es necesaria. Además afirma que le sorprende que en Chile exista la “cesantía ilustrada”; le parece extraño que profesionales no puedan ejercer su profesión porque el campo laboral está muy copado, y sostiene que en Cuba educarse es mucho más factible ya que “allá todo te lo dan, nada se paga”.

Con respecto al movimiento estudiantil, Yanxi sostiene que está de acuerdo con las demandas planteadas por los estudiantes, que le gustan las marchas estudiantiles, pero que no está de acuerdo con los paros. “Siento que parar algo sin hacer nada es perder el tiempo”, advierte.

Dirigentes, tomas y paros

Al pertenecer Yanxi y Mauricio a la misma Universidad, sufrieron prácticamente las mismas consecuencias respecto de la lucha estudiantil. Sin embargo, las percepciones de lo vivido fueron muy distintas. Mauricio dice haberle gustado el actuar de su Universidad frente al tema, pero cree que “faltó que hubiera una articulación más convocante por parte de ciertos grupos que desmovilizaron un poco a los demás por pugnas internas, y hubo gente que al final creyó que todo esto se trataba de partidos políticos y no se dieron cuenta que era un lucha trascendental. Pero me gustó la actitud de mi estudiantado, de mis compañeros y de los académicos”.

Mientras, Yanxi reconoce haber apoyado las movilizaciones, recalca su rechazo a los paros y en eso recrimina a su universidad, ya que piensa que “el tiempo perdido de clases fue excesivo, si bien es cierto que yo lo ocupe para realizar otras actividades y por ese motivo no fue en su totalidad perdida, creo que existían otras formas para lograr lo que se quería”.

Tomás Logiuoco

Tomás, al referirse a lo que pedía el movimiento, declara: “Opino que sería un excelente cambio llegar a tener una educación gratis, o por lo menos no tan cara, sería favorable tanto para el país como para los estudiantes mismos, aunque es difícil lograr el objetivo si hay gente que propone una marcha, pero paralelamente hay otra gente que aprovecha esas marchas para hacer destrozos, saqueos, etc. Creo que no se puede tomar en serio un movimiento que tiene entre sus participantes a gente con otras intenciones”.

Con respecto al tema de los dirigentes, todos presentan diferentes opiniones. A Yanxi no le gustó mucho el actuar de los dirigentes, porque piensa que “pudieron haberlo hecho mucho mejor, no avalar los paros, sino que trabajar para construir una mejor educación, pero sin dejar de educarse”.

Desde la perspectiva de Tomás, los dirigentes podrían haber manejado todo de mejor manera. Es crítico al decir que “aparecieron millones de veces en televisión, dijeron un montón de cosas y al final no se logró nada concreto. Entiendo que tuvieron un trabajo difícil y que hicieron lo que creían correcto, pero se les fue de las manos, no pudieron controlar un movimiento muy importante y que quizás no se vuelva a dar en mucho tiempo más”.

Mauricio dice que le gustó el actuar de los dirigentes, pero centra toda su opinión en Camila Vallejo. Sostiene que “fue una gran figura, que trascendió las fronteras, en Cuba siempre me hablan de ella. Fue representativa del movimiento, fue madura, no se guió solamente por una línea política o por un grupo político, sino que siempre habló a nombre del movimiento, y cuando no lo hizo dijo que estaba hablando de forma particular. Fue una figura muy madura”.

Si bien las tres experiencias tienen diferencias entre sí, todos están a favor de un cambio en la educación chilena, apoyan las demandas estudiantiles y quieren que mejore. Claramente los caminos para llegar a estos objetivos son distintos para cada uno de los estudiantes, pero el fin es el mismo.

Así, el movimiento estudiantil desatado el año pasado no dejó indiferente a nadie, y aunque Yanxi, Mauricio y Tomás no nacieron en suelo chileno, tienen mucho que decir en su espera de que la educación mejore en el país del que ahora son parte.

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